Las sociedades democráticas parecen inmersas en una espiral de insatisfacción económica y de representación. De manera sintética pondría dos grandes factores sobre la mesa: la exacerbada desigualdad y las promesas incumplidas de la globalidad y la apertura. No es casualidad que las dos décadas de la posguerra –1945 a 1965– sean el nuevo horizonte económico en los escaparates de la política: las economías del mundo se desarrollaron a gran velocidad, los países destruidos por la guerra vieron nuevamente la luz, se desarrolló la industria, la tecnología y se fincaron las bases de las instituciones de seguridad social, particularmente en materia de salud. La añoranza es el nuevo futuro; ese periodo de la historia del siglo XX se ha convertido en la nueva utopía. Los pueblos comparan hoy lo que ganaba entonces el padre, el abuelo y lo que podían comprar con ello; con lo que tienen que ganar para pagar la renta. Esa percepción generalizada se confirma en series económicas: en los últimos 40 años el ingreso se ha hiper concentrado no en el uno por ciento de la población, sino en uno por ciento de ese uno por ciento, una finísima y espigada cima, para una pirámide que en…
La política es el mecanismo histórico entre consenso y conflicto. Hay consensos deseables e intolerables, así como existen conflictos impostergables. En ese ejercicio de tensión entre fuerzas que sostienen ideas distintas, México atraviesa un momento clave para definir su historia y su futuro. A todos nos ha quedado claro que las urnas enviaron un contundente mensaje el año pasado: el sistema de reglas creado a partir de la reforma política de los años 70 y la posterior fractura del poder y la primera transición, no era suficiente como amalgama estable de lo social. Para muchos mexicanos, las promesas que durante décadas hizo la economía, no estaban siendo cumplidas por la democracia. A tono con el mundo, los ciudadanos expresaron hartazgo con el estado de cosas existentes y una profunda insatisfacción con la clase política. El resultado es una reconfiguración, por no decir desaparición, del sistema de partidos que terminó de configurarse en los años 90. Esa es hoy nuestra realidad democrática: partidos políticos perdiendo terreno frente al ciudadano, impaciencia de éste frente al Estado y un claro y legítimo mandato democrático. Queda claro cómo llegamos hasta aquí, qué pasó y cuál es nuestra circunstancia, pero ¿Cuál es el pacto social…
El Presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha endurecido su posición pública respecto a México, la migración y la relación de su país con las naciones que conforman Centroamérica que con profunda ignorancia y poniendo en evidencia el anclaje de posiciones en estereotipos, la derecha estadunidense materializada en Fox and Friends, llamó hace poco países mexicanos. El endurecimiento del discurso antimexicano tiene que entenderse en función del calendario electoral de nuestro vecino del norte. Trump está apelando a la misma fórmula que lo llevó a la Casa Blanca: la catalización política de la xenofobia. El mundo parece tener una alergia a la globalidad en cuanto a los flujos migratorios que, naturalmente, provoca el desequilibrio entre economías desarrolladas y las que aspiran a serlo. Muchas personas quieren lo mejor de la aldea global, siempre y cuando no cambie el paisaje, incluyendo el componente racial. Ciudadanos que aspiran a tener lo mejor de la tecnología y la logística, productos de todo el orbe llegando a su puerta después de una compra en línea, conectividad e información en todo momento; pero se resisten a que el mundo trastoque su aldea, su idea de soberanía, su concepción de desarrollo económico. Donald Trump aprovechó este…
La frase de Don Jesús Reyes Heroles se ha vuelto, por su uso y claridad, parte de la cultura política mexicana. En particular, parte de la cultura priísta y hoy, más que nunca, deberíamos contextualizarla en el proceso de renovación de la dirigencia nacional. El PRI tiene un reto de fondo, como he podido argumentar en las páginas de este gran diario –el articular una oferta programática clara, tomando riesgos y entendiendo que las nuevas generaciones asocian al partido a las razones de su enojo e insatisfacción–, pero también tiene un reto de forma: ¿cómo articula operativamente la reestructura del partido?, ¿cómo reconstituye su capacidad de movilización política más allá de los discursos?, ¿con qué narrativa el PRI puede volver a conectar y tratar de recuperar la confianza perdida? En primer lugar, debemos reconocer que la avalancha del primero de julio barrió al sistema de partidos políticos que habían dominado la escena desde hace más de tres décadas. La crisis del PRI es la crisis del sistema de partidos; en el partido sólo se hace más evidente porque, adjunta, vino la pérdida del poder. En ese sentido, es indispensable preguntarnos si el modelo clásico de partidos políticos sigue aplicando en…
El PRI cumple 90 años. Quien asuma que lo más peligroso en el futuro del partido es la pérdida del poder, está equivocado. El riesgo más importante para el Partido Revolucionario Institucional es errar en la definición de la oferta política de cara al futuro. El mundo está eligiendo entre extremos. Los candidatos anti establishment están siendo votados en países que habían privilegiado el centro político durante los últimos treinta o cuarenta años. Candidatos anti sistema se convierten poco a poco en gobiernos de contraste con las décadas recientes, caracterizadas por la expansión y apertura económica, la globalidad, la democratización de la tecnología y también, debemos reconocerlo, la desigualdad exacerbada y la hiper concentración de la riqueza. El centro se quedó sin oferta, al tiempo en que izquierda y derecha encontraron dos aliados improbables; la nostalgia (por el crecimiento equitativo de la posguerra) y la penetración de los teléfonos móviles en todas las capas de ingreso (y el cambio radical en la ecuación de la conformación de la opinión pública). Cada vez más millones de personas –una generación entera nacida en el mundo unipolar y conectado– coincidieron en que los tiempos en que nacieron sus padres, en que trabajaron sus…